jueves, 1 de enero de 2009

paraisos perdidos


Cuando todavía los incondicionales de Patrick Modiano estamos con el recuerdo a flor de piel de su último libro, la auto biografía Mi pedigrí, ya nos encontramos de nuevo con otro testimonio de inigualable sutileza narrativa, esa manera de plasmar ciertos misterios de la condición humana marca de la casa: En el café de la juventud perdida. Maestro contemporáneo de la literatura francesa, Patrick Modiano es un referente en una de las causas nunca suficientemente metabolizadas y más vergonzosas de la ocupación alemana en suelo francés: el colabora cionismo (leer, por favor, su insuperable Dora Bruder). Además de serlo en el dibujo, mezcla sublime de tristeza y hambre, del París de la posguerra. Ahora nos sitúa en el París de los años sesenta. En la ciudad de los cafés abigarrados, llenos de alcohol, humo, libros y almas inclasificables. Una mucha cha y una historia que nos recuerda su clásico La calle de las tiendas oscuras, la atmósfera de chanson francesay el espíritu anticipa do del Mayo francés. Louki, la chica de todos los enigmas, a la que Baudelaire le hubiera dedicado seguramente un gran poema, nos quedará en la retina y en el corazón. Un Modiano incomparable.

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